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A principios de 2021, un estudio realizado por la Universidad de Washington (sí, son esos que parecen medio fake, pero ¡este es posta!) reveló que los viajeros frecuentes son un 7% más felices que las personas que viajan raramente o que no viajan. Igual no nos hacen falta estudios ni universidades para chequearlo: ya sabemos que viajar nos hace bien. Nos hace más felices. Pero acá viene otra pregunta. ¿Viajaste alguna vez solo o sola? Es una experiencia completamente distinta a viajar con amigos, familia o pareja. Si ya lo viviste sabrás por qué; estar solos/as en un paisaje nuevo nos enfrenta a nuevos desafíos. Nos saca de nuestra zona de confort y potencia nuestra creatividad. ¿Cómo resolvés ese contratiempo que puede surgir? ¿Cómo diseñás tu itinerario? ¿A qué actividades y experiencias le querés dar prioridad? ¿Con qué personas te vas a cruzar en el camino que se volverán importantes para vos? Y quizás la pregunta más importante que trae esta experiencia: ¿qué podés descubrir de vos mismo/a que no sabías haciéndolo? El primer paso de un viaje casi siempre pasa por la elección del destino, así que acá te damos una lista de algunos de nuestros paisajes favoritos para que puedas inspirarte. ¿Listos para ir planeando el próximo viaje?

1.

El Chaltén (Argentina)

Ideal para: cuando querés salirte un poco del ruido de las ciudades y querés reconectar con vos mismo/a, con tu ritmo, tus tiempos. Y los tiempos de la naturaleza, obviamente. Llegar a esta localidad santacruceña es un viaje que exige al cuerpo y a la mente, porque te propone largas caminatas por paisajes que quitan el aliento, también va a ser desafiante –por las distancias y las alturas- pero que si te entregás, todos aseguran que te transforma para siempre. Ojo, tampoco hay que ser un andinista experto ni mucho menos. Solo hacen falta unas buenas zapas de trekking y mucha actitud. Y los que saben dicen esto: nadie vuelve del Chaltén igual a como se fue. Te sacude, te conmueve y te inyecta con la mejor energía del bosque andino patagónico.
Qué podés hacer: Chaltén significa “montaña humeante” en tehuelche, así que los highlights del destino tienen que ver con intentar hacer distintos circuitos de trekking por los bosques y montañas –además esta ciudad es la Capital Nacional del Trekking – y recibe a turistas de todo el mundo en búsqueda de aventura. ¿Lo bueno? Hay muchísimos senderos gratuitos y autoguiados para hacer solo/a. Pero no te pierdas algunos de sus hitazos como el Chorrillo del Salto (6 km, ida y vuelta), el Mirador de los Cóndores (2 km y con un spot increíble para ver el atardecer) y la Laguna de los Tres. Este último es el más difícil, pero el que más vale la pena: si llegás, te recibe una laguna de aguas turquesas a las faldas del Monte Fitz Roy. Y ahí vas a sentirte en otro planeta.
Planazo para hacer solo/a: hacer el camino hasta la Laguna Torre, una caminata de unas 4 horas (18 km) que te regalará la presencia de cóndores, zorros y liebres y que finaliza en una laguna glaciar, con témpanos de hielo en la orilla. Inolvidable.
Más info: https://elchalten.tur.ar/

2.

Berlín (Alemania)

Ideal para: daspabilar tus sentidos y conectar con lo más vanguardista de la cultura europea. Berlín es de esas ciudades en donde pasa de todo, ¡todo el tiempo! Donde hay arte en las calles, donde el idioma quizás te aleja un poco, pero hay tantas cosas que te acercan al pulso de su gente, que va a encantarte. Donde hay cultura e historia (¡mucha, tanta historia!) pero también hay movida, hay fiestas, hay ganas de encontrarse en las calles y los parques. Si estás buscando un sacudón creativo, esta es tu ciudad.

Qué podés hacer: si es tu primera vez, hay clásicos que no pueden faltarte, como pasear por los restos del Muro de Berlín en el East Side Gallery, visitar Alexanderplatz y su imponente torre de televisión, darte una vuelta por la Puerta de Brandeburgo y el edificio del Reichstag (es el Parlamento alemán, ¡y su cúpula merece la visita!), recorrer la Isla de los Museos, conocer la historia detrás de Checkpoint Charlie (el más famoso de los pasos fronterizos entre Alemania Oriental y Occidental mientras duró el Muro) y luego recorrer algunos de sus barrios más bohemios y con más onda: Kreuzberg (el barrio turco… ¡de paso comete un shawarma en la calle con alguna birra!), Neukölln (el epicentro de los artistas, donde es imperdible ir a Tempelhof, un antiguo aeropuerto convertido en parque urbano) y Charlottenburg.

Planazo para hacer solo/a: en Berlín, alquilar una bicicleta ya es un plan en sí mismo. Toda la ciudad está pensada para que puedas recorrerla enteramente en dos ruedas. ¡Y de manera muy económica! ¿Un recorrido ideal para hacer solo/a? El Tiergarten. Es el parque más grande de la ciudad (tiene 210 hectáreas) y andar en bici por sus senderos es una experiencia que no vas a poder olvidar.

Más info: www.visitberlin.de/es.

3.

Iguazú (Argentina)

Ideal para: Conectar con la naturaleza, dejar el celular y las pantallas en general, y dedicarse a escuchar los ruidos de la selva, mirar la cantidad de mariposas, pájaros, estrellas y tipos de verdes en las copas de los árboles. Ah, y obviamente, ¡tomar unos buenos mates!

Qué podés hacer: además de la visita obligada a las Cataratas del Iguazú – elegidas como una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo- y a la Garganta del Diablo, Iguazú también ofrece la posibilidad de hacer un itinerario orientado hacia el eco-turismo, con avistaje de flora y fauna de la selva (si te gusta sacar fotos, hay excursiones con fotógrafos especializados en naturaleza que son un flash), excursiones nocturnas –en las Cataratas es imperdible la visita en las noches de Luna Llena, que se hace solo una vez al mes, excursiones en kayak por el río y hasta la posibilidad de hacer rescate de orquídeas nativas de la zona. También podés vivenciar un encuentro con comunidades originarias guaraníes, para conocer su cultura y sus formas de producción artesanales.

Planazo para hacer solo/a: si pensás quedarte más de 3 o 4 días, una buena escapada cercana en Misiones es ir hasta el Parque Provincial Salto Encantado, a unas 3 horas de ahí, para pasar un día en un un entorno de naturaleza privilegiada.
Más info: misiones.tur.ar/iguazu.

4.

Tokio (Japón)

Ideal para: si querés de esas experiencias en la que todo es nuevo, misterioso y milenario, Tokio puede regalarte la sensación casi de estar en un planeta desconocido. Ya su filosofía oriental propone otra forma de entender el mundo, entonces todo –desde su gente, sus costumbres, sus sabores, sus formas de vestirse y sus hábitos- va a resultarte atrapante. También es una ciudad que sacude por sus contrastes: vas a ver lo más tecnológico y lo más milenario conviviendo en armonía, las tribus urbanas y las mujeres que todavía se pasean en kimono y sandalias. Si estás para sumergirte en un viaje temporal, esta es tu ciudad.

Qué podés hacer: Calculá que vas a tener que destinarle mínimo 4 ó 5 días; es tan inmensa y con tanto para hacer que lo mejor es recorrerla por combo de barrios para aprovecharla al máximo. ¿Algunos highlights imperdibles? El Mercado de pescado de Tsukiji (andá bien temprano, tipo 4.30 am, para verlo en su esplendor… y probá el sushi, obvio). Otro planazo es caminar por Ginza, el barrio más top, con una arquitectura que mezcla el minimalismo y la locura. Shibuya es otro de los barrios imperdibles; ahí está el famoso cruce de 5 calles (Shibuya Crossing) que se considera el “paso de cebra” más importante del mundo. Seguro lo viste en la peli Lost in Traslation, por ahí camina Scarlett Johansson en plan “¿qué hago acá?”. ¿Otro plan sacado de esa peli? Visitar un karaoke es una experiencia que seguramente te quede grabada.

Planazo para hacer solo/a: ir a ver los cerezos florecidos del Parque Yoyogi, el más grande de la ciudad y quizás hacer algún picnic al sol con un buen ramen. ¿Otro must? Si sos catlover, por toda la ciudad –especialmente en el barrio de Ikebukuro - vas a encontrar los famosos cat-cafés, lugares ¡llenos! de gatos, donde podés sentarte a tomar y comer algo rico mientras alguno de los felinos te ronronea cerca. Más cute, imposible.

Más info: www.gotokyo.org/es/index.html.

5.

Jericocoara (Brasil)

Ideal para: perfeccionar tu equilibrio sobre la tabla de surf o kitesurf, rodeado/a de la naturaleza más imponente del nordeste brasileño. Si buscás buenas olas y espíritu joven de todas partes del mundo –acá vienen a surfear los mejores, dado que es una de las sedes del Mundial de Surf-, este es un gran spot. Vas a conocer gente nueva y divertida sí o sí.
Qué podés hacer: la clave es amanecer muy temprano y estar en el agua todo el día; además de “Jeri”, podés conocer dos playas vecinas con la misma onda, Preá y Barra Grande. Cuando caen los últimos rayos de sol, el plan es clavar las tablas en la arena y trepar a la duna más alta a contemplar el atardecer, un programa ineludible que termina en aplausos. Un poco más tarde, el punto de encuentro es en la villa, que se llena de velas, caipirinhas y música en vivo. Es imposible no hacer amigos nuevos en este lugar si vas solo/a.

Planazo para hacer solo/a: la excursión a la playa de Pedra Furada, donde hay una gran roca que forma un arco sobre el mar. Está a 15 minutos en auto.

Más info: https://visitbrasil.com/es/