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En Elepants creemos que explorar el mundo es una forma de buscarnos (y encontrarnos) a nosotros mismos. Por eso te contamos los descubrimientos de Nico Marín, que con tan solo 22 años es fotógrafo submarino y activista. Pasa sus días sumergido en las profundidades de los océanos, “dialogando” con las diferentes especies y mostrando la realidad que se vive allá abajo. Con cámara en mano, lucha por un ecosistema más limpio.

Cuando tenía 7 u 8 años, Nico Marín veía los documentales de National Geographic o de Animal Planet durante la cena en familia. “Para mí era una locura, estaba viendo personas que le sacaban fotos a los tiburones y no podía dejar de pensar: ¿Cómo está ahí? ¿Por qué está ahí? ¿Se compró una cámara y se tiró? ¿Estudió natación? Yo vivía en San Miguel, provincia de Buenos Aires, el mar más cercano me quedaba a 500 kilómetros, y en mi cabeza no había razonamiento posible. No entendía nada, menos con esa edad”. Lo que ese nene nunca imaginó era que unos pocos años más adelante sería él el que estaría buceando con animales increíbles y sacando fotos impactantes. Nico, hoy, vive más adentro del agua que afuera.

El camino hacia los mares

De chico era tenista. Jugó desde los 9 años hasta los 17, pero cuando se terminaba la secundaria tuvo que pensar qué quería seguir y el tenis profesional le generaba algunas dudas. Con miedos e incertidumbre, decidió dejar y anotarse en la facu. Quería estudiar periodismo, biología, publicidad… ¡de todo un poco! Pero empezó por Creatividad e innovación, en Brother Buenos Aires e hizo un curso de fotografía de 3 meses. En ese mismo lugar encontró una búsqueda laboral de fotógrafo submarino y community manager, necesitaban a alguien que administre las redes sociales de la una organización de buceo que tenía un proyecto de restauración de corales. Nico tenía 18 años y no había hecho muchas fotos de naturaleza, pero, sin dudarlo, aplicó. Habían mandado solicitudes más de 1000 personas de todo el mundo, porque era una propuesta abierta en Cozumel, México, la capital del buceo. De esas 1000 personas, seleccionaron a tres y de esas tres quedó una: ¡Nico! Sacó un pasaje y voló, casi sin poder creerlo. Cuando aterrizó lo primero que le dijeron le quedó grabado: “Hacé lo que hacés en la tierra, pero abajo del agua”.

“Hay una mezcla de emociones, de conexión”

Los primeros meses no fueron color de rosa, Nico se sentía frustrado porque no podía lograr las fotos, los animales se alejaban. Pero a medida que pasó el tiempo, fue descubriendo que para fotografiar a la naturaleza lo que necesitás es generar una conexión. “No es solamente fotografiar, hay una mezcla de emociones, de conexión. Es entender y no forzar”, dice. Cuando empezó a bucear más, consiguió mucho material para subir a las redes y, al tener biólogos cerca, aprovechaba para preguntarles por las especies y les pedía datos para compartir. En una expedición logró, además, un hecho que lo marcó para siempre: pudo fotografiar, de cerca, a un tiburón ballena, un animal de 12 metros, que hoy lleva tatuado en uno de sus brazos como símbolo del inicio de su misión.

Ser un invitado del hábitat

Pareciera que las palabras no le alcanzan cuando trata de describir lo que siente cada vez que se mete en el agua: “Es la dualidad de vivir entre lo tangible y lo que fluye en la cabeza. Te podés ir hasta de tu cuerpo, porque estás flotando, no tenés ni que hacer fuerza. A veces juego a irme un poco, fluís con la materia”, explica con fascinación, con la certeza de que bucear es una experiencia básicamente espiritual.

Hay mucha energía que fluye en el océano, es algo inmenso de verdad. En el agua volamos, no caminamos. Es como ser un pájaro en la tierra, pero en otra dimensión. Además, tengo la sensación de poder tener diálogo allá abajo, como otra forma de comunicación”, cuenta Nico, maravillado con su mundo acuático y todo lo que aprendió cuando ingresó en las profundidades. Dice que entendió que los animales tienen personalidades, como las personas, y que tenés que ganarte la confianza de ellos: “Cuando interactuás más con las especies, empezás a tener menos miedo. Al principio hay temores, adrenalina pura, pero después todo se acomoda. Es una mezcla: un batido de miedo, incertidumbre, felicidad, adrenalina, nervios y euforia. Esas son las emociones que te llevás de ahí”.

Activismo y fotografía, una lucha con sentido

Nico, como fotógrafo, no quería que sus fotos sean solamente una herramienta visual, buscaba que se entienda lo que se está viendo. Quería que quienes se encontraran con su material entendieran las imágenes como si las vieran en primera persona, lejos del formato de noticias que se puede ver en la tele. Porque todo lo que nosotros producimos como especie humana se ve en el fondo del mar: botellas, sorbetes, bolsas… Viviendo en ciudades es difícil darnos cuenta, pero es importante recordar que vivimos del océano, ya que el 70% del oxígeno que respiramos proviene de ahí.

El océano, hoy, tiene dos problemas: los plásticos y los microplásticos (que miden menos de 6 mm), que interfieren en la cadena alimenticia de los peces y luego eso es alimento para los humanos; y la sobrepesca, la mala costumbre de stockear comida para 10 veces más la población que existe. El océano es como una góndola viva, pero la pesca desmedida no permite el desarrollo de las especies y comienza el peligro de extinción.

Los lugares preferidos de Nico para bucear

Ping Pong Discover

¿Un lugar en el mundo? Isla Galápagos.

¿Lo más hermoso que viste abajo del agua? Tiburón ballena.

¿Una frase de cabecera que te inspire a viajar? “Si no tuvieras miedo, ¿lo harías?”.

¿Lo que jamás falta en tu equipaje? Mi cámara.

¿Un destino que soñás con descubrir? Baja California. Lo voy a conocer en febrero.

¿Una canción que te pone en modo explorador? Tell Me how long. Habla de todos los océanos y de cómo los arrecifes de coral son tan importantes. Es de un documental que me encanta: Chasing Coral, en Netflix. La escucho y me sumerjo.

¿Un animal que te conmueve? El pulpo. Es difícil de verlo, está escondido y es mágico encontrarte uno.

¿Un paisaje que te haya cambiado la vida? El océano de Islas Mujeres. Fue el quiebre de mi vida cuando vi al tiburón ballena. A nivel personal, me abrió los ojos.

¿Algo que hacés para sentirte bien? Bucear. Me tiro y es otra dimensión. Nadie te habla, sos vos al 100%.

Sumergite en las profundidades con Nico en @nicomarinb.